¿A Qué Señal Te Estás Sintonizando?
Así como como una imagen en una televisión no está físicamente dentro de la pantalla, tampoco la mente está dentro del cerebro.
Cuando enciendes la televisión y pones tu programa favorito, ese programa no está ocurriendo dentro de la pantalla. Existe una relación entre el aparato y el programa. Si la pantalla de la televisión está rota, el programa no se verá claramente, pero esto no significa que la existencia del programa dependa de la pantalla de tu televisión. El programa tiene una existencia independiente a tu pantalla y al grado de su funcionalidad.
Expertos en la neurociencia nos dicen que el cerebro funciona de la misma forma. El cerebro es un transmisor de mente de la misma forma que la pantalla es un transmisor de una señal. La mente y la conciencia son independientes de la pantalla.
La conciencia no se encuentra en el cerebro. Nuestra conciencia se extiende más allá de nuestro ser local y nuestro cerebro es como un receptor que traduce esa conciencia en una experiencia de vida.
En estados mentales ordinarios, la conciencia está anclada a la realidad. Cuando vas manejando a tu trabajo o vas a pasear a tu perro, tu mente está enfocada en la realidad local. Lo que percibes como “tu” es lo que maneja el auto, lo que observa a tu perro. Los campos de conciencia no locales aun existen, pero tu mente no está sintonizada a ellos.
En estados profundos de conciencia, como cuando soñamos, meditamos, o estamos en un estado de trance, nuestra conciencia ya no está anclada a la realidad local. Perdemos identificación con nuestro cuerpo y nuestro ser local. En estos estados, podemos viajar a galaxias distantes en el universo, sin los limites de la realidad local.
Algunos de estos estados mentales ocurren en nuestros sueños o cuando caminamos en un bosque o vemos un atardecer, es aquí cuando nuestro ser local se disuelve y nos volvemos uno con todo el universo.
El cerebro es capaz de conectar a la realidad local con la realidad no local. Nuestro cerebro está constantemente procesando información de nuestro medio ambiente y esta información es como una calle de doble sentido. Si durante el día nos perdemos en nuestra imaginación o soñamos despiertos, nuestra conciencia comienza a viajar fuera de nuestro cuerpo y en el momento en que escuchamos el ruido de un auto, nuestra atención vuelve inmediatamente a la realidad local. Nuestro cerebro toma la información del medio ambiente y la lleva a nuestra mente.
La habilidad del cerebro de interactuar con el mundo externo es una clave para el funcionamiento de los seres humanos. Pero si dedicamos toda nuestra atención al mundo externo, nos perdemos de estados místicos que son solo disponibles cuando nos conectamos con la mente no local.
Una experiencia humana que se enfoca solamente en la realidad local es una experiencia pobre y limitante, ya que es como si solo se usa una pequeña fracción del océano de conciencia disponible.
Podemos elegir la que frecuencia queremos que nuestra mente se sintonice. Así como puedes elegir que canal ver en tu televisión, nosotros también podemos elegir que señal de conciencia queremos recibir.
Algunas de estas señales son señales de miedo, mientras que otra son de amor y paz. Nosotros elegimos a que señal sintonizarnos.
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