Ansiedad y Ondas Alfa

Se estima que al rededor del 34% de la población en Estados Unidos sufre de algún tipo de desorden de ansiedad a lo largo de sus vidas, incluso, la mayoría de estos desordenes, son tan serios que se necesita recetar algún tipo de medicamento.

La ansiedad es uno de los desordenes mentales más frecuentes, afectando a más de 40 millones de personas al año.

Vivir en un estado de ansiedad tiene muchos efectos negativos, desde destruir la salud y relaciones personales, a la perdida de trabajo y hogar. Aun la ansiedad normal, la cual casi todos sentimos cuando estamos en el trafico, tiene problemas muy serios para nuestra salud.

La ansiedad, la duda y la preocupación son las emociones que nos impiden tomar acción, tomar riesgos y disfrutar la vida.

La voz de la ansiedad nos hace enfocarnos en todo lo que podría salir mal, nos roba nuestra auto confianza y hace que la vida se vuelva una lucha. También, la ansiedad impide que te relaciones de forma armoniosa con los demás.

Por décadas, la psicología ha reconocido que la ansiedad afecta negativamente las habilidades de aprendizaje, memoria y creatividad. Los desordenes de ansiedad contribuyen a enfermedades y muertes causadas por hormonas toxicas, que afectan la velocidad del latido del corazón.

Hans Berger, un psiquiatra Austriaco, descubrió la existencia de los ritmos eléctricos en el cerebro y en 1908, descubrió las diferentes ondas o frecuencias del cerebro.

La primer onda o frecuencia que descubrió fue la onda alfa y lo más sorprendente es que a través de sus investigaciones, fue la primera persona en descubrir que las ondas alfa básicamente no existen en personas que sufren de alta ansiedad y si llegan a existir, son de mucho menor amplitud (entre menor sea la amplitud de la onda, más débil la frecuencia).

Aun hoy en día, cuando nuestro cerebro es incapaz de producir ondas alfa (algo que con la meditación puedes aprender a hacer en cualquier momento del día), nos volvemos victimas de la ansiedad y el estrés.

Estudios en la neurociencia y en el campo de biofeedback han descubierto que la perdida progresiva de ondas alfa es una señal de un cerebro que está envejeciendo y un cuerpo que comienza a descender.

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