Genética vs Experiencia

Los científicos han debatido por mucho tiempo acerca de si el cerebro es moldeado por nuestra herencia genética o por las experiencias que vivimos y nuestro medio ambiente. En otras palabras, el debate ha intentado responder la pregunta, ¿que es lo que determina nuestro destino? ¿La herencia o el medio ambiente?

Cuando nacemos, nuestro cerebro definitivamente no es una hoja en blanco pero tampoco nacemos con genes que dicten de que forma nos vamos a comportar, actuar, reaccionar, pensar o sentir.

Nuestra herencia genética es una combinación de información genética de largo plazo que es común para todos los seres humanos y también de instrucciones genéticas de corto plazo, las cuales las recibimos de nuestros padres.

La estructura total del cerebro y sus funciones generales constituyen rasgos de largo plazo que la especie del ser humano ha desarrollado a través de la evolución, mientras que los rasgos de corto plazo han sido heredados por nuestros padres, abuelos, bisabuelos y miles de generaciones antes de nosotros.

Los dos tipos de rasgos se vuelven circuitos neuronales en el cerebro cuando este comienza a desarrollarse antes del nacimiento y durante el primer año de vida. Cuando decimos que ciertas áreas del cerebro están fijas, esto significa a que ciertos patrones o conexiones neuronales están fijas, las cuales nos dan nuestra personalidad, expresiones faciales, intelecto, reflejos, niveles de ansiedad, creatividad y orden químico interno.

Tanto a los rasgos de largo plazo como los de corto plazo les podemos llamar genética.

Pero a aparte de esta genética, lo que ha tenido mucho que ver en la forma en cómo nuestro cerebro está moldeado es nuestra interacción con el medio ambiente y cómo nuestro cerebro se ha adaptado a los cambios de nuestro medio ambiente y esto también incluye a experiencias personales que cada uno ha tenido en su vida, las cuales se quedan registradas en el cerebro.

En los primeros diez años de cualquier ser humano, se forman en el cerebro conexiones sinápticas según las experiencias y el aprendizaje obtenido a través de estas experiencias.

La forma en la que el cerebro está estructurado es entonces una combinación de nuestros rasgos genéticos y también de las experiencias que vivimos durante nuestra vida. El cerebro evoluciona como resultado de una combinación de genética y experiencias.

Estudios han encontrado que las conexiones sinápticas que son el resultado de nuestra genética forman el 50% de nuestra personalidad. Es verdad que heredamos el conocimiento de nuestros padres, algunos patrones de pensamientos y también algunas emociones, pero el otro 50% está libre para nosotros y depende mucho de las experiencias que decidimos vivir y las cosas que aprendemos.

Cada vez que aprendemos algo nuevo, creamos más conexiones neuronales, las cuales nos ayudan a a evolucionar nuestro cerebro y como resultado, evolucionar nuestro ser.

 

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