Nuestro Espíritu y La Metafísica

El trabajo de la metafísica se basa en la teoría de que el universo es inteligencia absoluta, que esta inteligencia es consciente, que el espíritu no fue creado, fue algo que ya era y siempre será.  Dios, la inteligencia o el principio universal o como sea que le quieras llamar, es algo eterno, original, que nunca fue creado y que nunca cambiara. No es un ser con partes sino un ser con potenciales.

Una interpretación del universo es ver al universo como un pensador infinito. Este pensador infinito es un pensador espontaneo. Este pensador infinito piensa y lo que le sigue es una secuencia de ley y orden, de causa y efecto. El pensador infinito, es el principio. El ser del pensamiento infinito es el espíritu y puede ser visto como la causa de toda la manifestación subjetiva.

En palabras más simples, Dios piensa. Como resultado del pensamiento de esta inteligencia, una ley se activa en un campo de causa y efecto.

Las leyes de la mente o del espíritu, no son tan diferentes a las leyes de la química o la física. La metafísica comienza donde la física termina.

Todo es movimiento, todo lo que existe en el mundo físico, en este plano material, son simplemente ciertas variaciones de vibración y son el efecto, son el resultado de un pensador infinito.

Para entender este concepto en nuestra propia vida, podemos decir que en pocas palabras, nuestra creencia de que lo que sea que la mente piense, también puede ser borrado del pensamiento. Si, por la ley de causa y efecto hemos producido condiciones de vida que no nos gustan, entonces podemos aplicar la misma ley para causar efectos totalmente diferentes.

Otro principio muy importante es que no solo podemos cambiar cualquier cosa que hayamos puesto en movimiento a través de la mente, sino que también que lo que sea que sepamos como verdad, será siempre demostrado.

El conocimiento de la verdad y demostración es simultanea e instantánea. Ya que estamos lidiando con algo infinito, que no conoce la diferencia entre chico y grande, la posibilidad para demostrar una idea o un pensamiento depende en nuestra capacidad de convertirnos en esa idea mentalmente, en conciencia.

Decir la palabra “paz” no va a producir condiciones de paz al menos que detrás de la palabra exista la conciencia o la realización de la paz.

El espíritu es el poder que se conoce a si mismo. Ser consciente es ser una entidad espiritual. La mente, en su forma consciente, no puede diferenciarse del espíritu. La mente, en su estado subjetivo o subconsciente, es la ley del espíritu. El ser humano es un espíritu y Dios es el espíritu. El ser humano es individual, Dios es universal, pero ya que lo individual viene de lo universal, esto significa que cada ser humano, aun compartiendo una mente universal, tiene la libertad de expresar lo que quiera expresar y convertirse en lo que su espíritu quiera convertirse o quiera conocer.

La mente del ser humano es una extensión de la mente universal o espíritu y su evolución es el desarrollo de esta mente o espíritu a través de su pensamiento.

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