Pensamiento y Sanación

Al meditar para un objetivo en especifico, debes recordar que estás lidiando con una inteligencia, así que es importante lidiar con esta fuerza de forma inteligente. Debes reconocer que tu pensamiento y tu palabra tienen poder.

Por ejemplo, si estás meditando con el propósito de sanar una enfermedad, es importante no reconocer la enfermedad como algo verdadero y más bien, el trabajo se encuentra en sanar la idea o causa detrás de la condición ya que, de otra forma, solo refuerzas la vibración correspondiente a la enfermedad, lo cual puede empeorar la situación.

Cuando Jesús sanó la mano de una persona, sin duda alguna visualizó la perfección de esa mano. Si todo es mental y si Jesús hubiera visualizado la mano como imperfecta en vez de perfecta, entonces ninguna sanación hubiera ocurrido según la ley de causa y efecto.

La sanación no es tanto la creación de un cuerpo perfecto sino la revelación de una idea que ya es perfecta. No es un proceso, es una revelación.

Puede ser que exista un proceso en el acto de sanación, pero no hay un proceso de sanación. El proceso en el acto de sanación es el trabajo mental y el tiempo requerido para aceptar la idea de perfección.

Detrás de aquello que llamamos cuerpo humano, debe existir un cuerpo divino. No es necesario visualizar este cuerpo espiritual, pero debemos percibir este cuerpo como una idea espiritual y que la fuerza de vida fluye a través de este cuerpo de forma perfecta e ininterrumpida.

Es importante que comiences a creer en la idea de cuerpo perfecto. Hay un corazón perfecto y una idea perfecta del corazón, hay pulmones perfectos y una idea perfecta de los pulmones, etc. Debemos llegar al punto en donde podemos ver más allá de las apariencias externas, sabiendo que para cada apariencia hay una condición.

Debemos trascender las apariencias. Debemos negar las conclusiones falsas de estas apariencias para poder realizar la perfección del cuerpo y de esta forma producir sanación.

No estamos diciendo que la enfermedad no existe, más bien, la enfermedad no es una verdad. La enfermedad es una experiencia, pero no una realidad del espíritu.

 

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