Redefine Tu Concepto de Dios

Nos hacemos mucho daño cuando creemos que la presencia que está en nuestro interior, nuestra conciencia, Dios, es una entidad separada de nosotros o un viejo con barba blanca sentado en un trono en el cielo juzgando y castigando a todos.

Si nos rehusamos a redefinir este concepto anticuado de esta presencia que es absolutamente todo, no podremos vivir la realidad física que merecemos vivir como seres humanos conscientes y creadores.

Esta presencia llamada Dios, es todo lo que existe en el universo, lo cual significa que también está dentro de nuestro sistema de realidad y no solo eso, está también dentro de nosotros.

Estas son buenas noticias, ya que es gracias a esta presencia que tenemos habilidades creativas. Somos fragmentos de la mente de Dios y cada uno tiene el poder de crear, ya que cada uno de nosotros es parte de esta presencia absoluta y tenemos las mismas características que esta presencia.

Uno de nuestros propósitos principales al estar en esta realidad física es volvernos conscientes de nuestro poder, para poder usarlo de forma sabia y efectiva y así crear felicidad y amor en nuestra realidad.

Si estamos dormidos e inconscientes sin darnos cuentas de que no solo tenemos este poder, sino que somos este poder, es normal entonces cometer errores y crear enfermedades, pobreza y miseria en nuestra realidad, pero al despertar en conciencia y comenzar a observar nuestras creaciones, podemos rediseñar nuestra realidad.

Podemos ver que tan despiertos o conscientes de este poder somos al observar nuestra realidad física y lo que estamos manifestando.

Nuestra realidad es el resultado de donde elegimos enfocar nuestra energía creativa. Somos los creadores de cada evento y circunstancia y de nuestra realidad y somos totalmente responsables por todo lo que nos pasa y no nos pasa.

Donde hay pobreza, puede haber prosperidad, donde hay enfermedad, puede haber salud, donde hay guerra, puede haber paz, ya que lo que sea que hayamos creado, lo podemos también borrar y crear algo diferente.

Cuando redefinimos nuestro concepto de Dios, nos redefinimos a nosotros mismos.