Ser Impaciente Es Vivir Con Limitación

Nuestro ser verdadero, nuestra alma, es paciente por naturaleza. Si no entendemos una lección o no nos adueñamos de una emoción, nuestra alma puede esperar una vida, o cien vidas, hasta que entendamos la lección.

Vivimos en un mundo donde todo es instantáneo, así que es normal que a veces queramos ver más progreso en todas las áreas de nuestra vida y si no manifestamos tan rápido como nos gustaría, comenzamos a sentir impaciencia.

Pero en la espiritualidad, el área donde creces en conciencia y en espíritu, se requiere de mucha paciencia. La paciencia definitivamente es una virtud.

Muchas personas creen que, si tienes un sueño, hay que ir tras el y no esperar. Pero la paciencia no significa estar inactivo, al contrario, cuando tienes paciencia, la manifestación de tu deseo es garantizada.

Por su naturaleza, la impaciencia es limitación porque cuando somos impacientes, estamos siendo nuestro ego y cuando nuestro ego es el creador de nuestra realidad, vivimos una realidad con mucha limitación.

Cuando estamos constantemente apresurados por el tiempo, no nos tomamos el momento de escuchar la voz de nuestra alma, quien sabe cómo hacer todo.

Ya sea que seas espiritual o no, tu ser interior siempre va a intentar guiarte por el mejor camino y crear tus deseos según tus creencias. La impaciencia forma una nube negra y densa que te mantiene alejado de la comunicación con tu ser interior, lo cual solo causa que sientas enojo, confusión y frustración.

La impaciencia elimina nuestro silencio interno, de donde viene la intuición y nuestra habilidad de siempre saber que hacer.

Por otro lado, la paciencia tiene que ver con aceptar y permitir. Aceptar que, si tu mente lo ha visualizado y lo has sentido con mucha emoción, es imposible que no se manifieste y permitir que el universo, Dios, la mente subconsciente, como quieras llamarle, haga su trabajo.

Muchas vedes no nos damos cuenta de que un evento que puede ser el evento donde se manifieste un deseo está por llegar a nuestra vida, pero al sentir impaciencia, lo cual crea pensamientos de duda e incertidumbre, impedimos que llegue ese evento y cambie nuestra realidad.

 

 

 

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