Una Analogía Que Debes Recordar

Todo lo visible e invisible en este universo, es una expresión del espíritu y el espíritu siempre opera bajo ciertas leyes. Nosotros como seres humanos también estamos sujetos a estas leyes y hay una analogía de la naturaleza que debes recordar para que estés consciente del proceso de creación y manifestación en tu vida.

Al observar como una bellota se convierte en un árbol, podemos entender cómo funciona el proceso de la ley de la atracción. Así que, por un momento, pon en tu mente la imagen de una bellota.

Aunque una bellota parece ser totalmente solida, en realidad, al igual que todo lo que parece ser solido en este universo, es un espacio de moléculas vibrando en una alta velocidad. Dentro de la bellota, existe un núcleo o un plan que dicta el grado vibratorio del movimiento de estas moléculas. Esto no solo aplica para una bellota, sino para cualquier tipo de semilla. En otras palabras, todas las semillas tienen un núcleo o un plan dentro de ellas y este plan dicta la vibración de las moléculas que componen la semilla.

Todo en este universo está sujeto a una ley que nos dice que, si un organismo no está creando y evolucionando, entonces se está desintegrando. Si algo no está en el proceso de crecimiento, entonces está muriendo y esto es una ley universal.

En el caso de la bellota, siempre y cuando la bellota permanezca en la superficie de la tierra, comienza a desintegrarse, pero en cuanto esta bellota es plantada bajo tierra, ese plan que tiene dentro comienza a activar una fuerza magnética para que la bellota comience a atraer todo aquello que esté vibrando en armonía con su propia vibración.

Si pudiéramos ver este proceso, veríamos una cascada de partículas de energía moviéndose hacia la bellota y al hacer contacto con las moléculas que componen la bellota, causan que esa bellota comience a expandirse.

Cuando esta bellota comienza a expandirse gracias al proceso de atracción de moléculas, esa bellota poco a poco comienza a desarrollar raíces, las cuales continúan creciendo y expandiéndose hasta salir a la superficie de la tierra, en donde el proceso de atracción continua y ahora atrae partículas de energía de la atmósfera. Al seguir expandiéndose, lo que una vez fue una bellota ahora se convierte en un gran árbol. Las raíces, el tronco, las ramas, las hojas, todo lo del árbol ya estaba ya creado en el núcleo o plan de la bellota.

A diferencia del ser humano, una bellota no tiene la habilidad de cambiar su vibración o frecuencia cuando quiera, así que solo puede crecer, expandirse y convertirse en lo que sea que haya sido programado en ese plan dentro de la bellota.

Nosotros también somos semillas, sin embargo, somos cocreadores, lo cual significa que podemos elegir, modificar y cambiar nuestra programación.

La imagen mental, el pensamiento, la idea o la afirmación que le presentamos a la mente subconsciente es nuestro plan o núcleo y nos convertimos en lo que sea que programemos en esta mente subconsciente. Lo que sea que le programemos es lo que determina nuestra vibración, lo cual es lo que determina que atraemos a nuestra vida.

Las imágenes que plantamos en nuestra mente crean una poderosa fuerza de atracción, la cual gobierna los resultados que obtenemos o no obtenemos en nuestra vida. Pero debemos recordar algo, si la imagen mental cambia constantemente o no somos lo suficientemente enfocados en una idea, imagen, sueño u objetivo, no estaremos creciendo ni convirtiéndonos en aquello que queremos.

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